5 de febrero de 2012

'No recordarás nada'

Esas palabras se quedan grabadas en mi cabeza, mientras veo como la vida sigue y se desmorona a mi alrededor. Todo me pasa pero cuando me preguntan, digo que no pasa nada. Desearía escapar y no volver nunca. Y todo porque las palabras duelen, las acciones no mienten, las miradas no se cruzan, las lágrimas no lloran. Pero estoy atrapada, no me queda nadie, solo mi sombra, y el peso de mi alma. 


Pero de repente, todo se para. Los labios dejan de hablar y los ojos se abren del todo. Alguien cruza la habitación hasta llegar a mi. 
Es el, tan desconocido para mis ojos, pero tan conocido para mi corazón. Quizás no tenga nombre, quizás solo sea un sentimiento, quizás no exista realmente. Pero el me coge la mano, y no acepta un no por respuesta. Porque me mira a los ojos, y no le hacen falta las palabras, para saber el dolor que siento. Me lleva lejos, en un coche oscuro, que se mezcla entre la noche. 



No muy tarde llegamos al aeropuerto, pero no entramos, simplemente nos quedamos fuera, en una carretera echa de tierra, tras la verja. Algunos aviones llegan, y otros se van, pero nosotros nos quedamos ahí, sin salir del coche.
 El me mira y susurra: "No puedes huir de la vida, solo porque duela. Cura tus heridas, y sigue adelante. Algún dia dejaran de sangrar. Huir podrá ser una venda, pero siempre quedara la cicatriz si te vas, porque terminaras volviendo." 
Me siento abrumada por sus palabras, y la verdad que había en ellas. 
"Pero es difícil..." 
"¿De verdad quieres hacerlo? ¿Cogemos un avión que nos lleve muy lejos de aquí? ¿Abandonar tu vida por una cobardía? ¿De verdad?" 
"No, seguiré aquí. No huire" 
Me mira a los ojos un segundo, y por un momento creo ver tristeza, pero, solo por un segundo. Agacha la cabeza. 
"Sabia que dirías eso... Siempre lo dices... Y es hora de volver..." 
Paro su mano, antes que girase la llave del coche. Y solo esa acción, me hace recordarlo todo. 
"Siempre lo digo... Porque cada dia vienes, me raptas de la realidad, y me ofreces la oportunidad de dejarlo todo, y yo siempre, me arrepiento". Le levanto la barbilla y le obligo a mirarme. "No quiero olvidarte otra vez". 
Entonces me besa, y me susurra al oído: "Cada dia tendrás mi mirada en tus ojos, mis labios sobre los tuyos, mi nombre escondido en tu mente, mi corazón latiendo junto al tuyo. Para siempre. 

Pero... no recordaras nada."  

No hay comentarios:

Publicar un comentario