21 de agosto de 2011

Mi vida en tu corazón. | Cap. 1


Los latidos se ralentizan poco a poco. Lo siento en mí. Mi corazón ya esta viejo para aguantar esta vida.  Hubo un tiempo en el que eran tan lentos como ahora. No quiero llorar en este momento, me prometí que no lloraría cuando fuera a la tumba.
Pero miro por la ventana, y al ver la luna brillar, me invaden los recuerdos, y voy a tras en el tiempo, a una vida para mi lejana.
A esa noche que cambió todo para mí.
Tenía 20 años, y por raro que pareciese, ninguna vida por delante. Cuando apenas cumplía los 10, se me diagnosticó una extraña enfermedad en el corazón. Hasta el mes pasado de entonces, había estado siempre en los quirófanos. Dije basta, y no pisé ningún hospital. Pero a causa de eso, mi corazón se pararía de un momento a otro. Iba lento, esforzándose para seguir con vida, cansándose de cada latido.
Estaba en el tocador, peinando mi largo pelo negro, cuando entró mi hermana Tellie.
-¿Aún estas despierta, Alessia? Debes dormir.
-No soy de cristal. - Desde que se supe definitivamente de que iba a morir antes de lo normal, me trataban de una manera y no lo soportaba. - Ya me acuesto, ahora vete.
No me gustaba tratar así a mi hermana y mejor amiga, pero la que se moría era yo, no todos ellos.
Mis ojos se fijaron en la luna llena rodeada de estrellas, y abajo el mar. Tenía suerte de vivir en una casa al lado del océano, dormir con el ruido de las olas y respirar el sabor a sal. Pero nunca había ido allí, navegado a través de la olas, ni siquiera tocado el mar. Me prometí bajar a la playa antes de que llegué mi final, pero entonces pensé, ¿por qué no ahora? ¿Por qué esperar a que sea demasiado tarde? A lo mejor mañana por la mañana ya no abriría los ojos. 
Me cambié rápidamente a un ligero vestido blanco e ideé un plan para escapar sin que me viesen. Porque nunca me hubiesen dejado salir. Si por ellos fueran, habría estado encerrada en una burbuja.
Salí por la puerta trasera sin hacer ningún ruido y corrí. Pero no muy lejos, ya que enseguida me empezó a doler el corazón. Me senté junto a una roca, con la mano en el pecho, esperando a que se calmara y desapareciese el dolor.
-¡Hey! ¿Estas bien? - Dijo una voz a mi lado. Giré mi rostro, preguntándome quien era. Mis ojos se encontraron con unos ojos azules mirándome.
-Si, gracias.
 Me sentía intimidada por aquel chico que aún seguía observándome. Y nerviosa. Y con muchos sentimientos que no podía identificar.
-De nada. Soy Evan. 
-Yo Alessia.
Nos estrechemos la mano sonrientes, sentados en la arena de la playa. Cuando lo toqué, mi corazón empezó a latir más rápido, tanto que me preocupé.
-Tienes las manos heladas, ¿sientes frío?
Estuve tentada de decirle que era porque estaba a punto de morir, pero eso lo espantaría, en cambio, le dí la razón.
-Un poco.
-Pues bien, ven. - Debo admitir que no supe a lo que se refería, pero luego me dí cuenta de que tenía los brazos abiertos. Pues claro, quería abrazarme. Me acerqué a él, nerviosa, entonces me cogió por la cintura y puse mi cabeza en su hombro. - ¿Mejor?
-Sí, gracias. – Mentí. Porque la verdad es que estaba sudando. – Oye, eres muy confiado, ¿no crees?
El rió sobre mi cabeza y me puse aún más nerviosa. – Un poco. Y… ¿Cómo es que nunca te he visto?
-Nunca he ido a la playa. – Respondí sinceramente. – Entonces esta noche vi la luna, y la quise ver cerca del mar.
-Todo es bonito cuando esta cerca del mar. Pero tú serías hermosa hasta en el desierto.
No estaba ayudando nada a que me relajase, de hecho, cada vez estaba más tensa en sus brazos. - ¿Y nunca has navegado?
-No… aunque me gustaría mucho.
-Mi padre es pescador y tiene muchas barcas, a veces me las deja. Si quieres un día te llevo a navegar.
-Me encantaría.
Comenzamos a hablar de nosotros, de nuestros gustos, nuestras aficiones y nos sorprendió saber que coincidíamos en muchas cosas. No le dije lo de mi enfermedad. ¿Para qué? ¿Para que me tratase diferente? No quería perder el primer amigo que había tenido en muchos años, quizás 10. Pero lo mejor de todo fue, que mi corazón latía normal mente. Segundo a segundo. Ya no recordaba como era eso.
-Bueno Alessia, me tengo que ir, ya son las 2h, y empezarán a preocuparse. Me ha encantado conocerte.
-¡Es muy tarde! Seguramente se habrán dado cuenta de que me he ido.
-¿Te has escapado?
-Claro. ¡Adiós!– Giré la cabeza y le dí un beso en la mejilla, salí de sus brazos, y comencé a correr. A medio camino me di cuenta de lo que había echo, y me ruboricé.
Seguí corriendo para que se me fuera el calor de las mejillas, rezando para que nadie hubiera notado mi ausencia.
Y no lo hicieron. Solté un suspiro cuando llegué a mi cama y cerré los ojos para poder dormir. Sin éxito.

3 comentarios:

  1. Ooooh, judit me encanta! Es un muy buen comienzo, espero que hayan más capítulos.
    Escribes con mucha facilidad eh, porque ya llevas dos historias ;)
    Te quiero!

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  2. Jejeje Tranquilaas! Hay más capítulos, y no muere antes de lo normal... Pero mejor me callo si no revelo la trama!!! xD
    Muchímaaas gracias Criss!! Puff! Solo 2... de momento! Porque en mi cabeza hay otra!
    Os quiero!(L)

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